Viajar con niños
Padres, hijos y abuelos… cuando se viaja a la región italiana de Toscana llama la atención que se trata de un destino estrella para familias de todo el mundo. Florencia, Lucca, Pisa, Siena, San Gimignano... la belleza es un derecho universal. [Publicado en ZoomNews.es en septiembre de 2013]
Modernas madres indias con sus hijos comiendo helados en San Gimignano; varias generaciones de chinos a la sombra del Baptisterio en Pisa; grupos de franceses formados por seis adultos y un ejército de bebés bailando ante una orquesta en Siena; japoneses con sus educadísimos niños cenando en el Anfiteatro de Lucca; muchísimas familias catalanas –casi más que del resto de España-; abuelos holandeses acompañando a sus hijos y nietos por las calles de Florencia; y, desde luego, innumerables italianos en reencuentro familiar veraniego o haciendo cola para admirar sus propios tesoros.
Todos están de acuerdo: les gustan los paisajes, los monumentos, el arte y, por supuesto, los sabores y olores de la Toscana. Esta región del centro-norte de Italia debe su enorme personalidad a la conjunción un suelo hermoso y una “colonización humana” que parece haber tenido la belleza y no el progreso como impulso. Un paisaje ondulado, verde y húmedo, mimado a base de cultivos vistosos. Y ciudades de pasado truculento, azotadas por guerras y plagas, pero en las que los deseos de dominar y destacar de los poderosos encumbraron las ideas, el talento y las obras de genios como Miguel Ángel, Leonardo Da Vinci o Donatello.
Es difícil, cuando vas a la Toscana con tus hijos, decidir si el viaje se dedicará a la campiña o a las ciudades rebosantes de arte. En cualquier caso, es prácticamente imposible verlo todo en un solo viaje.
A cada edad, su “campamento base”
Teniendo en cuenta la edad de vuestros hijos, os propongo dos tipos de viaje: uno, para los que tengan niños mayores y adolescentes que ya valoren las visitas y los períodos artísticos, con base en el norte y el foco puesto en el eje entre Florencia y Pisa; y otro para familias con bebés y niños pequeñitos, haciendo cómodas excursiones cortas a ciudades como Siena o San Gimignano, más al sur, en el campo y aprovechando servicios como restaurantes y piscinas en las casas rurales italianas. Se puede “picotear” entre ambas opciones, pues ningún deseo queda a más de hora y media de camino.
Nosotros escogimos el eje norte y buscamos un hotel entre Lucca y Florencia. Elegimos el Hotel Montebello en Montecatini Terme, una localidad balnearia frecuentada en tiempos por la jet internacional, hoy en declive. El pueblo sigue siendo muy agradable, está junto a la autopista y tiene una parte alta –a la que se puede subir en funicular- con vistas sensacionales y montones de restaurantes apetecibles. La zona termal tiene un gran parque y algunos de establecimientos impactantes aún en uso, especialmente las Termas Tetuccio, una arcada de gusto clásico impresionante con un bonito jardín para pasear.
Recomendamos mucho el hotel Montebello, nuestro campamento base. Es un oasis de comodidad, con excelentes habitaciones familiares, un desayuno extraordinario y un buen servicio de comedor para comidas y cenas. Buen precio, wi-fi y aparcamiento gratis sin problemas muy cerca.
Florencia con niños: prudencia y más prudencia
Si hay una visita ineludible en un viaje a Toscana, ésa es Florencia. Sed selectivos si vais con niños. Los menores de 18 años no pagan entrada en casi ningún monumento y el billete conjunto para varias estancias en 24 horas “hipnotiza” y reta al padre viajero.
Pasa con el Duomo, la catedral de Santa Maria dei Fiori. Como tienes billete para todo, parece irresistible subir los casi 400 escalones del campanario y los más de 460 de la cúpula. Agota, aunque ofrezca panorámicas sin rival en todo el mundo. Entrad primero, por si acaso, el Baptisterio, la catedral y ved las “Puertas del Paraíso” originales en el museo.
La visita a Florencia, especialmente con niños pequeños, se puede acometer como un agradable paseo. Desde Santa Maria Novella, junto a la estación de tren y uno de los parkings más cercanos al centro-, llegad hasta la Plaza del Duomo. Seguid hasta la Piazza de la Signoria, donde se encuentran el Palazzo Vecchio y la copia del David de Miguel Ángel –el original está en la Galeria de la Accademia-. Seantaos un rato en la Loggia y admirad la colección de estatuas, la mayoría originales, de emblemáticos artistas como Juan de Bolonia (Gianbolonia para los italianos) o Benvenuto Cellini.
Seguid hasta el Ponte Vecchio pasando por la Galeria de los Uffizi, el principal museo de Florencia, con horas de cola para acceder si no se han reservado las entradas por Internet-. Admirad las vistas del puente desde la orilla del río, atravesadlo y continuad hasta el Palazzo Pitti y los Jardines del Bóboli. La mejor vista de Florencia se obtiene desde los miradores al otro lado del río Arno, por ejemplo, en la Plaza de Miguel Ángel. La vuelta al centro, por el puente Santa Trinita brinda otra buena vista del Ponte Vecchio. Saboread también las elegantes calles de la Florencia pudiente, como la Via Tornabuoni y sus tiendas con pedigrí, como Ferragamo o Pucci.
Al otro lado del Duomo, visitad la Santa Croce. En esta basílica están enterrados muchos italianos universales como Miguel Ángel, Galileo, Maquiavelo, Vasari, Ghiberti o Rossini. También pueden verse obras y frescos de Giotto, Antonio Cánova, Luca della Robbia o Brunelleschi.
¿Una visita impactante que casi nadie hace? El museo del Bargello. La antigua cárcel medieval, hoy convertida en galería de esculturas, encierra obras extraordinarias –el Mercurio de Juan de Bolonia o el David de Donatello- y nunca está masificada. El barrio está lleno de buenos restaurantes económicos y nuestra heladería adorada, Vivoli, absolutamente celestial.
Siena y Lucca, nuestras favoritas en Toscana
Si viajáis a la Toscana con vuestros hijos tened en cuenta dos ciudades extraordinariamente hermosas y cómodas para familias: Siena y Lucca.
En Siena, a la que el dominio de Florencia impidió construir nuevos edificios y se vio obligada a mimar su trazado medieval, os apetecerá hacer como los demás y sentaros en la singular Piazza del Campo -en la que se celebra la carrera del Palio- con una caja de pizza tras visitar la que, probablemente sea la catedral gótica más hermosa del mundo y sus mosaicos de mármol en el suelo.
Por su parte, Lucca debería ser declarada capital mundial del turismo familiar: no sólo es pura esencia citta slow, sino que, sin la fulgurante fama monumental de otras ciudades, goza de un estado de conservación que quita el aliento, se mantiene en dimensiones humanas, da de cenar en terrazas hermosas por muy poco, y alquila bicis de todos los tamaños. Nuestra cena al atardecer en la Plaza del Anfiteatro –de trazo romano- ha sido uno de los momentos más hermosos del viaje.
Paisajes, pueblos y villas únicos
Que sí, que las ciudades son muy bonitas, pero que el campo lo es aún más. De camino a regiones más alejadas de la autopista descubriréis que los caminos de cipreses, las balas de paja, los girasoles, las amapolas y las villas sobre las colinas no son impostadas estampas de cuadros, sino que, de verdad, forman parte real de la Toscana que habéis soñado.
San Gimignano, a apenas unos minutos en coche de Siena es uno de los pueblos más bonitos de la Toscana. Anclado en el pasado y mimado por sus habitantes es un escenario increíble para bodas, paseos en familia, compras, y un día de relax sumergido en los encantos toscanos. Si vais con niños, no os perdáis ni uno solo de los puntos panorámicos, la extraordinaria maqueta a escala de la ciudad en el año 1300 que se ha currado un ceramista local (Via Berignano, 23), el taller de alfarería de Franco Balducci –que trabaja en directo y dejó con la boca abierta a nuestros hijos- y la heladería local, Dondoli, en la plaza del Pozo, distinguida por servir los mejores helados del mundo.
Por la Región del Chianti
La bellísima Villa Vigna Maggio, en Greve, se puede visitar con su jardín –en el que se rodó la película “Mucho ruido y pocas nueces”- y sus bodegas. Luego, la coqueta carretera llena de curvas lleva hasta Panzano o Castellina y… de nuevo Siena. Parad el coche en cuanto veáis un pueblo que llame vuestra atención y no os arrepentiréis.
Pisa
Un par de horas –unas cinco si se quiere subir a la torre inclinada- son suficientes para degustar tres de los monumentos góticos más bellos de Italia: el Baptisterio, la Catedral –entrada gratuita- y la Torre de Pisa.
Calcula un rato para hacer todo tipo de fotos gansas con tus hijos. Es un edificio tan famoso que incluso los niños más pequeñitos lo reconocen y es muy divertido comprobar la admiración que les causa verlo con sus propios ojos.
Cómo llegar a la Toscana
Para los caravaneros, la Toscana es uno de los viajes ideales. Los que prefieren el coche, pueden aventurarse hasta Italia en su propio vehículo. Florencia está a 1.695 kilómetros de Madrid, a 1.100 de Barcelona, 1.100km y, queda a 2.200km desde Sevilla.
En avión se puede llegar a los aeropuertos toscanos. Iberia conecta Barcelona con Florencia, y Alitalia vuela desde Madrid. Vueling conecta Florencia con ambas ciudades. Es práctico plantearse el aeropuerto de Pisa, adonde llegan vuelos desde Barcelona con Vueling e Iberia, y con Ryanair desde Madrid y Valencia. Ryanair vuela desde numerosas ciudades españolas a Bolonia, apenas a una hora por carretera de Florencia.
Dónde alojarse
El tipo de viaje por la Toscana que la familia desee hacer es vital a la hora de elegir el alojamiento y el lugar en el que esté emplazado. Para empaparse de la historia y el arte de ciudades como Florencia, Siena, Pisa, San Gimignano, o Lucca, hay que decidirse por un hotel con buenos accesos a las autopistas.
Si el propósito del viaje es disfrutar de un descanso con vistas al maravilloso paisaje y ocasionales escapadas urbanas, elegid un agriturismo, casas rurales italianas, muchas veces situadas en villas o fincas productoras de vino y aceite, con sus míticos senderos de acceso flanqueados de cipreses y preciosas vistas a los cultivos y las colinas que han hecho de la Toscana un destino mítico. Se pueden buscar en Toprural.
Cómo moverse
El coche proporciona la forma más cómoda de recorrer la Toscana. Un automóvil permite adentrarse en las hermosas carreteras campestres, parar en cualquier recodo del camino a admirar el paisaje, llegar a las ciudades y marcharse de ellas de forma descansada, transportar carritos. El GPS (o un móvil que tenga mapas sin conexión de datos) es imprescindible para moverse con soltura en ciudades con grandes zonas peatonales y carreteras algo caóticas.
Sin coche, también es posible recorrer la Toscana en familia. Sale caro, pero es muy cómodo. En cualquier núcleo de población importante elegido como campamento base numerosas empresas proponen completos planes de un día en bici, visitas guiadas a las ciudades o degustaciones de vino en bodegas, entre otros planes seductores.