25 Tácticas que hacen más fácil un viaje con niños

13.08.2013 15:20

El objetivo es muy simple: reducir riesgos, disgustos, pérdidas de tiempo y gastos tontos, y maximizar el placer del viaje con nuestros hijos. [Publicado en ZoomNews.es en agosto de 2013]

Todos padres viajeros desarrollamos nuestras propias estrategias de ‘supervivencia’. La temporada alta turística se presta a una Edición Premium de aquellas tácticas que hemos desarrollado en casi catorce años de viajes familiares, algunas, después de equivocarnos varias –y sonadas- veces.

El objetivo es muy simple: reducir riesgos, disgustos, pérdidas de tiempo y gastos tontos, y maximizar el placer del viaje con nuestros hijos.  

1. Asimilad lo antes posible el horario de comidas del lugar que visitáis y la vida diaria será más sencilla. Recordad que los horarios españoles –desayunar poco y tarde, comer a lo grande y cenar a las 10- son la excepción, no la norma.

2. Aprovechad al máximo el desayuno del hotel, si lo tenéis incluido. Enteraos de los horarios nada más llegar y aterrizad cada mañana en el comedor al menos media hora antes del cierre: más tarde no quedará nada.

3. Una norma que funciona bien para las comidas: desayunad a lo grande, comed ligero en un parque, cenad temprano en un restaurante bonito, y llevad siempre algún tentempié para los niños.

4. Ante la duda, buscad un restaurante italiano. En sus cartas siempre hay algo que puede interesar a los niños y la tasa de decepciones es menor que en cualquier otro.

5. No descartéis la posibilidad de almorzar en los museos que estáis visitando. Recuerdo muy agradables paradas en los restaurantes Musée d’Orsay en París, de la Lembachhaus de Munich y de la Tate Modern de Londres.

6. Descartad los restaurantes de lujo cuando viajéis con vuestros hijos, a no ser que ellos estén muy acostumbrados a la comida y el ambiente.

7. Comprad unos sándwiches y parad en un parque si viajáis en verano y primavera. Es descansado, cómodo y los niños agradecen ese ratito de juegos y libertad de movimientos.

8. Incluid a los niños en las todas reservas: hoteles, restaurantes, excursiones, ferrys, visitas… y llevad una copia de la confirmación en la que aparezcan vuestros hijos.

9. Sacad varias copias impresas de todas las reservas y documentos de viajes y guardadlas en lugares diferentes. Si alguna tarjeta de embarque se traspapela, estaréis respaldados.

10. Llevad una fotocopia de los pasaportes de todos, DNI, tarjetas sanitarias, libro de familia, etc. y llevadlas con vosotros. Por si acaso.

11. Guardad una copia de todos los documentos anteriores en formato PDF y añadidla como adjuntos a un correo electrónico que podáis consultar desde cualquier ordenador con Internet. Reconozco que es una medida algo paranoica, pero toda precaución es poca.

12. Como principio, huid de todos los planes para niños que os proponen las guías y folletos. Los museos de juguetes, aventuras en tirolina, zoos, parques de atracciones no históricos, y cualquier otra actividad que podáis hacer cerca de casa sin tener que volar tres horas.

13. Por el contrario, apuntad a los niños, cuantas veces podáis, a las actividades familiares o infantiles organizadas por grandes museos, castillos o monumentos que vayáis a visitar. Suelen ser divertidas, didácticas y estar muy bien pensadas. Y son únicas.

14. ‘Calentad’ las visitas. Antes de emprender el viaje, contadles a vuestros hijos qué tiene de especial el lugar que van a ver, recorred con sus manos en el mapa el trayecto del avión o el coche, ponedles películas sobre el lugar. Antes de cada excursión explicadles lo que vais a hacer durante el día y qué van a visitar.

15. Evitad las visitas a sitios arqueológicos abiertos en horas de mucho calor, sobre todo si vuestros hijos son muy pequeñitos, porque lo pasan fatal y se cansan muchísimo. Es más relajado llegar temprano y pasar las horas tórridas en un museo climatizado.

16. Parad todo lo posible en parques, jardines y placitas, o en cafés con mucho sitio por el que puedan correr y jugar mientras os tomáis un descanso.

17. El agua es un entretenimiento “diez”, una de las diversiones más baratas y eficientes cuando se viaja con niños en verano: fuentes con efectos, surtidores, lagos en los que se pueda pescar con un palo y un hilo, estanques con peces, arroyos…

18. Estad preparados para el momento “plof”. A lo largo del día, los niños son incansables, van por delante y nos agotan, pero al llegar determinada hora “caen” de forma fulminante y se quedan dormidos en cualquier parte. Por eso conviene alojarse en hoteles céntricos con buenos restaurantes cerca.

19. Resistíos a la compra de chorradas. Junto a cualquier monumento y en todas las zonas turísticas hay vendedores de juguetes tontos que sólo los entretienen un rato, se rompen enseguida y causan enormes disgustos. Se les antojan todos. Decid “no” la primera vez y luego será más fácil.

20. Dejad que los niños elijan un recuerdo el último día, es un método bastante eficiente para tener estos gastos tontos a raya durante el resto del viaje.

21. Olvidaos de los souvenirs y regalos para la familia. Cuando se viaja con niños no hay ni tiempo ni espacio en las maletas para llevar paquetes al resto del clan.

22. Si no podéis evitar comprar recuerdos, optad por los souvenirs comestibles, se agradecen igual y prolongan las sensaciones del viaje. Yo no tendría dudas entre una caja de bombones belgas y una estatuilla de resina del Maneken Pis de Bruselas.

23. Siempre hay compras provechosas y, aunque en un viaje con niños el tiempo de tiendas es mucho más reducido, si llevas años buscando una buena pipa de espuma de mar y estás en Turquía, no te resistas, es donde se hacen las mejores.

24. Memoriza en inglés con tus hijos informaciones básicas como su nombre, los de los padres, y los teléfonos. Puede ser vital en situaciones de emergencia.

 

25. A veces, los niños se pierden. Cada familia suele desarrollar sus propias tácticas de reacción en este sentido; es importante repasarlas con nuestros hijos antes y durante el viaje. Éstas son algunas de las que nos han funcionado a nosotros y otros viajeros con niños que conocemos: 

  • Adiestrarlos para que cuando se den cuenta de que se han despistado de la familia se queden quietos y griten “mamá” o “papá”.
  • Enseñarles a buscar a policías, vigilantes o guardias de seguridad si se pierden.
  • Hacer sonar un silbato que previamente les hemos puesto en el bolsillo –parece ridículo pero funciona, vaya si funciona-. 
  • Cuando se viaja con niños pequeñitos que andan pero hablan poco, imprimir su nombre, los vuestros y vuestros números de teléfono móvil en una tira de papel y ajustarla a su muñeca con cinta adhesiva, para que quede como las pulseritas de ingreso al hospital.